miércoles, 1 de junio de 2016

Pésames democráticos

El 27 de julio del año pasado recibo del rectorado el "más sincero pésame por el fallecimiento de [mi] padre". Según leo, el Consejo de Gobierno de la universidad, reunido el 24 de julio por otros menesteres, lógicamente, "acordó manifestarme su más sincero pésame". Lo agradecí con todo el corazón, como es natural, pero me queda la duda de si el acuerdo, siendo mayoritario, pues esto es claro, fue unánime y nemine discrepante o si hubo algún voto particular, aunque parece que no, teniendo al menos la certeza de que en la votación mi padre y yo alcanzamos una mayoría cualificada y holgada.

Tiene que ser un síntoma, terrible e inasequible a nuestras inteligencias oprimidas por la morada terrena, de que el reino de la cantidad se precipita. La Época de los Pésames Democráticos consuma la Época de las Neutralizaciones y de las Despolitizaciones.

La morfología oligárquica de los gobiernos y los partidos que los sustentan y se los reparten no tiene remedio, pero el pésame de mi rector, un administrador eficaz de lo común, esto es bien cierto, como esto otro: hombre simpático y de gran facundia, me confirma el triunfo inenarrable de la democracia. Si Tocqueville hubiera tenido noticia de estos pésames democráticos del futuro no habría escrito De la démocratie en Amérique, sino un tratado de demonología, como Donoso Cortés, el otro profeta de la primera mitad del siglo XIX.

Donoso, "cálido retórico [y] frío político" según el parecer de Xenius, escribe sobre el final de los tiempos, pero le pone un título poco comprometedor que le permita meterlo de matute en la república literaria: Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo.

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