lunes, 26 de marzo de 2012

NPS apunta lo esencial

Salgo de la abigarrada cacharrería que es todo tratado de sociología enciclopédico. Así se escribían todavía en Francia en la década de 1930. Aunque tengan buena factura, como le sucede al Traité de sociologie en dos tomos de Gaston Bouthoul, se agradece la colección de noticias y curiosidades, alivio del lector abrumado con los nombres, dignidades y obras de unos personajes del intersiglo que parecen no ya lejanos, sino remotos. Pero no es suficiente: salgo por unas horas de la pagoda de la sociología analítica y me voy estirar las piernas y expansionarme.

Entro por casualidad en la confortable simplicidad de un cottage, invitado por Don Nicolás Pérez Serrano, "El abominable hombre de las nueve" de los anales de mi universidad. Releo sus Humoradas, doloras y greguerías jurídicas (1958), páginas que tienen su culminación, por lo que tal vez contaré mañana, en Vilanos jurídicos (1962).

En una de las glosas, que Don Nicolás llamó "vilanos", apunta los esencial sobre la II República. Lo explicó con detalles y técnica constitucional en su famoso ensayo de 1932 sobre la consitución del año anterior. Para quien no tenga tiempo ni acceso a esa prueba de cargo contra el régimen de convención del 31, le recomiendo el alciónico vilano, exquisitamente disecado, de la página 71 de las Humoradas:

La "Niña"
Nació bella de aspecto y pletórica de promesas: todo recién nacido constituye un lindo ramillete de esperanzas. ¿Qué de extraño tiene que despertara simpatías? Su misma inocencia era incentivo para el respeto y el cariño. Pero apenas empezó a crecer pudo advertirse que sus facciones cambiaban, y no ciertamente para mejorar; sobre todo, hubo de notarse que su carácter era hosco, desapacible y agreviso. Lejos de necesitar protección (y se la brindó, liberal, la Ley de Defensa al efecto votada), había que defenderse contra ella. Y cuando se vio cómo la criatura sacaba los ojos a los pájaros, torturaba a los gatos y apedreaba a los transeúntes, se cayó tardíamente en la cuenta: sus malos instintos, pronto revelados, ponían de manifiesto que no era hija de un matrimonio de amor, sino producto de triste ayuntamiento entre el despecho republicano y la envidia marxista.

En una hsitoria enciclopédica de España en la que la veracidad no quedara suspendida por la ambición de quedar bien ante nosostros mismos, este párrafo encajaría perfectamente bajo la voz "Constitución de la II República".

P. S. Supongo que para la de "Guerra civil" buscaría algo con olor pólvora y tomillo en el macuto de García Serrano.


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